
Este es uno de mis autores fetiches, es extraño que hasta hoy no haya hablado de Él.
Le descubrí yo, yo solita. Nadie me hablo de Él, nadie me comentó su obra, solo yo en una librería buscando un libro que me llamara.
Tenía 17 añitos y me acerque a ese libro por dos cosas, primero por su portada, una preciosa pintura de Picasso Mujer con medias verdes, luego por ese título El libro de los amores
ridículos.

No son acaso todos los amores ridículos? Creo que ese fue mi pensamiento, pero han pasado muchos años y Sayuri ha experimentado muchos amores.
Amores distintos, algunos ridículos, otros intensos, algunos breves como un destello que me ciega, otros inolvidables cuando se olvidan, amores eternos…
Porque el corazón es realmente infinito y en él caben miles de amores, tal vez solo por ello todos los amores son realmente ridículos, o no?
Podría citar cualquier parte de este libro, pero hoy creo que hay una “verdad” de Kundera que me llega especialmente.
…
El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar el pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido.
Aquella noche pensé que brindaba por mis éxitos, sin tener la menor sospecha de que estaba celebrando la inauguración de mis fracasos.
…
Y esa “verdad” de mi adorado Kundera podría ser nuestra verdad, la verdad de cada uno de nosotros, que pensamos que controlamos nuestras vidas, que sabemos las consecuencias de nuestras acciones, cuando en realidad solo somos caprichos del destino, un destino que se divierte con nosotros, que nos lleva, que juega, que se comporta de manera cruel o amable según su antojo.
Y sólo como un pequeño manjar otra de sus verdades
La persona que pierde su intimidad lo pierde todo.